domingo, 15 de mayo de 2011

ACTUALIZACION EN ENFERMEDAD DE ADISON

La primera descripción de las glándulas suprarrenales data de 1564 por el anatomista Bartolomeo Eustachius quien se refiere a ellas como "glandulae quae renibus incumbent", que significa las glándulas que se relacionan con los riñones, pero fue en 1855 cuando Thomas Addison en su monografía "On the Constitutional and Local Effects of Disease of the Suprarrenal Capsules" se refiere a las glándulas suprarrenales como órganos vitales, describe 10 casos de pacientes con anemia, debilidad en la contractilidad cardíaca y cambios especiales en el color de la piel, con el diagnóstico de la enfermedad que lleva su nombre. A partir de entonces y gracias a este libro se arroja luz sobre la verdadera función de las glándulas. Fue finalmente en 1945 cuando se inicia la terapia sustitutiva esteroidea, en los enfermos con insuficiencia suprarrenal.
El eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, en condiciones normales, interviene en la respuesta a situaciones de estrés como son el miedo, las intervenciones quirúrgicas, una enfermedad, produciendo incremento en los niveles de corticotropina (ACTH) y de cortisol, contribuyendo al mantenimiento del medio interno. El hipotálamo, que está sometido a estímulos de otras partes del cerebro, fundamentalmente del sistema límbico, contiene el factor estimulador de la corticotropina (CRF), que junto a la vasopresina actúa en la hipófisis anterior produciendo la secreción de ACTH, la cual actúa sobre la glándula suprarrenal liberándose entonces: cortisol, andrógenos y aldosterona. La acción del CRF es amplificado en la hipófisis al igual que la acción de la ACTH en las glándulas suprarrenales.
 El cortisol es una hormona fundamental para el mantenimiento del tono y la permeabilidad vascular, la integridad endotelial y la distribución del agua total corporal en el compartimento vascular, además de potenciar la acción vasoconstrictora de las catecolaminas. En sangre, libre sólo está el 5-10% de todo el cortisol, ya que el resto está unido a proteínas, CBG (corticosteroid binding globulin); estos niveles dependen de la situación en la que se encuentre el sujeto, así cuando se somete a una intervención quirúrgica, se incrementan por encima de la normalidad la concentración de ACTH y cortisol, volviendo al nivel basal en 24-48 horas. Los niveles de cortisol sérico postoperatorio en sujetos normales van a depender de la extensión de la intervención; en enfermos graves los niveles de cortisol son más altos, incrementándose más, en aquellos sujetos que están próximos a la muerte.
La insuficiencia suprarrenal primaria consiste en la destrucción de la glándula suprarrenal por procesos autoinmunes, infecciosos, neoplásicos, hemorrágicos, trombosis o idiopáticos (Tabla 1). En la insuficiencia suprarrenal secundaria se produce afectación a nivel hipofisario o hipotalámico por Neoplasias, enfermedades  granulomatosas, radioterapia, síndrome de silla turca vacía, tratamiento prolongado con glucocorticoides, hemorragia postparto, traumatismo craneal (Tabla II). La insuficiencia suprarrenal primaria crónica es la denominada enfermedad de Addison que se caracteriza por una disminución de la resistencia vascular sistémica y disminución de la contractilidad cardíaca.

EPIDEMIOLOGIA:

Es una enfermedad infrecuente, cuya prevalencia e incidencia varían según el tiempo y la zona donde se estudie; en las series españolas está en torno de 4 a 10 casos por 100.000 habitantes, con una incidencia del 0.83/100.000 habitantes/año. La media de edad es de 40 años (17-72). Aparece en todas las razas, pero en las hiperpigmentadas puede pasar desapercibida. No existe predominio por sexos,  aunque las formas autoinmunes son más frecuentes en mujeres y las producidas por la tuberculosis son más frecuentes en los hombres.

ETIOLOGIA:

AUTOINMUNE: es la principal causa de insuficiencia suprarrenal primaria crónica. Hace unos 60 años la proporción era alrededor del 80% para la tuberculosis y de un 20% para la causa autoinmune, pero hoy día esa proporción se ha invertido, lo que es atribuible a un mejor diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis. La adrenalitis autoinmune puede ir sola o asociada a otra enfermedad dando lugar al síndrome poliglandular autoinmune:

• TIPO I: candidiasis mucocutánea, hipoparatiroidismo y Enfermedad de Addison.
• TIPO II: enfermedad tiroidea autoinmune, diabetes mellitus tipo 1 y enfermedad de Addison. La enfermedad de Addison de origen inmune se asocia a la enfermedad de Graves-Basedow en un 7-10% de los casos. Esta última suele presentarse antes que la Insuficiencia Suprarrenal, lo que puede constituir un factor desencadenante de la crisis addisoniana. Por ello, algunos autores recomiendan la determinación rutinaria de los anticuerpos antisuprarrenales en el momento del diagnóstico de la enfermedad de Graves-Basedow, ya que dichos anticuerpos pueden preceder a la aparición de la enfermedad de Addison en años y nos permiten identificar de forma temprana los sujetos con alto riesgo de desarrollar la Insuficiencia Suprarrenal.

TUBERCULOSIS: Hemos de tener en cuenta que la tuberculosis ha sufrido una disminución progresiva de su incidencia (aunque últimamente esta tendencia parece estar cambiando) y de que en España es todavía más frecuente en hombres. El diagnóstico de insuficiencia suprarrenal por la tuberculosis nos obliga a prescribir antituberculostáticos, ya que en poco tiempo se produce el desarrollo de enfermedad tuberculosa extraadrenal (en el caso de que dicha afectación no fuera previa, lo cual no es nada infrecuente). La actividad de la infección puede persistir más de un año tras el diagnóstico de la insuficiencia suprarrenal. Ocasionalmente, se puede ver recuperada parcialmente la actividad suprarrenal tras el tratamiento antituberculoso.

INFECCIÓN FÚNGICA SISTÉMICA: histoplasmosis, cryptococosis, blastomicosis, que son poco frecuentes en la práctica.

INFECCIÓN POR VIH: de un 4% a 8% de los enfermos VIH en estadio avanzado tienen una respuesta anormal del cortisol al ACTH, aunque desde el punto de vista clínico no se manifieste, ya que es necesario destruir más del 90% de la glándula suprarrenal para que se den manifestaciones clínicas. Cuando se produce la insuficiencia suprarrenal, la secreción de andrógenos suprarrenales es la más precozmente afectada en estos pacientes. La afectación de las suprarrenales se asocia con cifras muy bajas de CD4 y en progresión hacia el estadio de sida. Normalmente suele cursar como una insuficiencia suprarrenal aguda, siendo la primaria la forma más frecuente de presentación clínica, precedida de síntomas típicos, con buena respuesta a tratamiento hormonal sustitutivo, aunque con pobre pronóstico por la enfermedad de base. La causa principal suele ser, en primer lugar, las mycobacterias típicas y atípicas, y el CMV, en segundo lugar. La prevalencia de esta enfermedad en pacientes con VIH es superior a la de la población general.

NEOPLASIAS: metástasis bilaterales de carcinoma de pulmón, mama, riñón o tumores primarios como linfomas.

FÁRMACOS: La rifampicina es un inductor enzimático, que provoca un aumento en la oxidación del cortisol, por lo que algunos autores aconsejan posponer su tratamiento
de 1 a 4 semanas de inicio de la crisis adrenal y otros aconsejan aumentar la dosis de glucocorticoides cuando los pacientes padezcan previamente al tratamiento Insuficiencia Suprarrenal. El ketoconazol también se ha asociado a la enfermedad de Addison por su actuación sobre la esteroidogénesis suprarrenal (de hecho constituye el tratamiento médico más utilizado en el síndrome de Cushing).

NECROSIS AGUDA DE AMBAS GLÁNDULAS SUPRARRENALES:
hemorragia adrenal, necrosis, trombosis meningocócica u otros tipos de sepsis, trastornos de la coagulación, tratamiento con anticoagulante.

OTROS: síndrome antifosfolípido, déficit glucocorticoide aislado, etc.

CLINICA:

Son pacientes que consultan principalmente por astenia y melanodermia, junto a síntomas inespecíficos de malestar general, lo que nos debe poner sobre la pista de una insuficiencia suprarrenal crónica, ya que si dejamos pasar inadvertidos estos síntomas, la próxima consulta puede ser por una crisis addisoniana. La insuficiencia suprarrenal aguda es también un déficit mineralocorticoide, que puede presentar un desenlace final fatal y cuya forma de presentación clínica puede ser tanto como shock hipovolémico, con disminución de la precarga, disminución de la contractilidad cardíaca y aumento de las resistencias vasculares, como también en forma de shock hiperdinámico, con aumento del gasto cardíaco y disminución de las resistencias vasculares.
Las manifestaciones clínicas en el Addison suelen cursar de una forma larvada, de años de evolución y entre las más frecuentes están: la anorexia, la pérdida de peso, depresión (a veces se confunde con la Anorexia Nerviosa), las náuseas, los vómitos y la diarrea. Otras manifestaciones también frecuentes son: la hipotensión ortostática, que se produce por la deshidratación y disminución de la sensibilidad vascular a las catecolaminas; apatía, reducción del deseo sexual al igual que la potencia, aparición de la amenorrea en mujeres fértiles; la hiperpigmentación de la piel y mucosas como consecuencia del incremento sérico de la ACTH; deseo exagerado por  la sal; en las mujeres postmenopáusicas la caída del vello en zonas dependientes de andrógenos: axilas, pubis. Otras menos frecuentes: Signo de Rogoff: que consiste en dolor en el ángulo costovertebral; adenomegalias por hipertrofia del tejido linfoide, que en algunos lugares producen síntomas comprensivos, dando manifestaciones clínicas como el dolor abdominal; calcificación de los cartílagos auriculares, que es na manifestación rara y que suele aparecer en sujetos con enfermedad de larga  evolución, en tratamiento con dosis de glucocorticoides insuficiente. La patogenia de este fenómeno es desconocida, aunque parece que las calcificaciones son de tipo  distrófico, resultado del depósito cálcico en tejidos dañados. Dentro de las alteraciones analíticas encontraremos:

• Hiponatremia
• Hiperpotasemia
• Hipoglucemia
• Anemia normocítica
• Linfocitosis, eosinofilia
• Hipercalcemia (rara)
• Acidosis
• Alteraciones de las enzimas hepáticas (raro): con elevaciones por debajo de 4 veces su valor normal, donde se han descartado otras causas que provoquen esta elevación, que se normaliza con la instauración del tratamiento sustitutivo esteroideo.

DIÁGNOSTICO:
El primer paso es la sospecha clínica. El segundo: es la realización de un análisis bioquímico que contenga: electrolitos, glucosa, calcio, urea, creatinina, enzimas hepáticas y análisis hematimétrico. En general, se debe pensar siempre en una enfermedad de Addison en todo paciente con hiponatremia con o sin hiperpotasemia, función renal normal, siempre que sean descartadas otras causas, principalmente los diuréticos. El tercer paso lo constituye la determinación hormonal basal sérica de:

.

Aldosterona: no forma parte del protocolo diagnóstico habitual; presenta valores normales en la insuficiencia suprarrenal secundaria y muy descendidos en la primaria. Pero existen ocasiones en las que estas determinaciones no nos llevan al diagnóstico, dado que encontramos valores de cortisol sérico entre 3-19 mcg/dl, o bien, porque las muestras no están bien procesadas, o porque la insuficiencia suprarrenal es reciente y los niveles de ACTH/cortisol están cerca de la normalidad, por lo que se utilizan pruebas de estimulación:

-Test de Synacthen: consiste en medir el cortisol ensangre antes, a los 30 y a los 60 minutos tras haber administrado intravenosamente 250 mcg de ACTH sintética (α1-25 corticotropina). Se considera respuesta normal a dicho test cuando se alcanza una concentración en cualquier punto de al menos 20 pg/dl. Actualmente, no se considera como criterio los incrementos en relación con la basal. Si no se alcanza el valor de 20 pg/dl, se puede establecer el diagnóstico de insuficiencia suprarrenal, excepto en los casos de insuficiencia suprarrenal secundaria de muy reciente comienzo, donde todavía no ha ocurrido una atrofia completa de dichas glándulas. En los pacientes con sospecha de insuficiencia suprarrenal secundaria (hipofisaria o hipotalámica), sobre todo cuando los resultados del test de Synacthen son dudosos o limítrofes, se pueden utilizar el test de estimulación con insulina, con CRF, y el de la metirapona. Test de la hipoglucemia insulínica: consiste en la inyección intravenosa de 0,1 a 0,15 UI /kg de peso de insulina regular, por la mañana y determinar en sangre los niveles de cortisol y glucosa en sangre a los 15, 30, 45, 60, 75 y 90 minutos. En sujetos normales se produce un incremento por encima de 20 mcg/dl, niveles por debajo de este valor de corte nos indicará insuficiencia suprarrenal. Es un test caro; no se puede usar en sujetos con antecedentes de crisis comicial o enfermedad coronaría. Puede detectar cualquier tipo de insuficiencia suprarrenal.

-Test de estimulación con CRF: consiste en inyectar 1 μg/kg o 100 μg/iv de CRF y medir en sangre los niveles de cortisol y ACTH a los 15, 60 y 90 minutos. Este test es especialmente útil para diferenciar entre déficit de CRF y ACTH.

-Test de la Metirapona: en este test se mide cortisol y un precursor de éste, el 11-deoxicorticosterol tras la administración de metirapona 30 mg/kg i.v., que inhibe el paso de una a la otra. La falta de aumento de ambos metabolitos tras el test es diagnóstico de insuficiencia suprarrenal. El cuarto paso es la determinación de autoanticuerpos suprarrenales que han representado un gran avance en el diagnóstico etiológico de la insuficiencia suprarrenal. Su especificidad es del 100% y la sensibilidad es del 50 al 70%, porcentaje que va disminuyendo conforme la enfermedad va evolucionando, por lo que el diagnóstico en fases avanzadas se basa en la clínica, bioquímica y hallazgos radiológicos. Su existencia nos proporciona el diagnóstico de adrenalitis de origen autoinmune. La técnica utilizada de detección es la inmunofluorescencia indirecta. El quinto paso es el estudio radiológico:

-TAC: es una exploración de potencial interés en el diagnóstico etiológico y para la toma de decisiones terapéutica, ya que la morfología de las glándulas sugiere una etiología (Tabla III). Debe realizarse en todos los casos de insuficiencia suprarrenal
primaria excepto cuando esté establecido el diagnóstico de adrenalitis autoinmune o de adrenomieloneuropatía. Cuando la glándula suprarrenal tiene un aspecto atrófico
la sospecha diagnóstica principal es el origen inmune, aunque también puede presentrse en la de origen tuberculoso de >2 años de evolución, neoplasias, infecciones micóticas, enfermedades granulomatosas, y secuelas de hemorragias.
Cuando existen calcificaciones y, además, son atróficas, queda descartada la etiología autoinmune y la sospecha diagnóstica más fuerte debe ser a favor de la tuberculosis aunque también se puede presentar como secuela hemorrágica, micosis, neoplasias. La infección tuberculosa suele afectar inicialmente a una glándula y, posteriormente, a la contralateral. En un principio, el tejido suprarrenal es sustituido por nódulos caseosos y la glándula aumenta de tamaño; tras 2 años de evolución la glándula se atrofia. La atrofia de la glándula se ve favorecida por el tratamiento antituberculoso, ya que facilita la fibrosis y la calcificación del tejido suprarrenal. El aumento del tamaño de las glándulas suprarrenales bilateralmente
se presenta en la infección tuberculosa de < 2 años de evolución. Dicho aumento es un signo de infección activa, considerándose una indicación para el tratamiento con antituberculostáticos. Igualmente, es frecuente en los casos de metástasis y neoplasias primarias, que producen cambios en la configuración habitual de las suprarrenales con heterogeneidad en su estructura y alteración en su configuración habitual. La afectación metastásica se ha descrito hasta en el 40% en algunas series. Otras causas de aumento bilateral lo constituyen las hemorragias agudas con áreas hiperdensas, las infecciones víricas y micóticas, la amiloidosis, y la sarcoidosis.
RNM: es especialmente útil en los casos de insuficiencia suprarrenal secundaria tanto sospechada como diagnosticada, sobre todo para excluir la presencia de los procesos expansivos selares o paraselares. Su resolución a nivel de la región hipotálamo-hipofisaria es superior a la del TAC.

El sexto paso sería la realización de la biopsia con paaf: es un método seguro y con alto rendimiento en el estudio de neoplasias, enfermedades por hongos, y mycobacterias. Se realiza guiada por ECO o TAC. Su indicación es en toda insuficiencia suprarrenal crónica en la que no se sepa la etiología. El séptimo paso serían los estudios complementarios: según la sospecha clínica se podrán añadir al estudio la realización de:

-Prueba de la tuberculina
-Serología VIH
-Estudio del amiloide con biopsia de grasa subcutánea o rectal.
-Rx tórax
-Hormonas tiroideas
-Metabolismo fosfo-cálcico
-Metabolismo hidrocarbonado

TRATAMIENTO:

Se debe instaurar de manera urgente en cuanto se tenga la sospecha clínica y tras haber extraido las determinaciones hormonales basales. Si el paciente sufre una crisis addisoniana, el tratamiento a seguir es el siguiente:

1) Reposición esteroidea – Hidrocortisona (Actocortina®) a dosis elevadas vía i.v.
(100 mg en bolo, y luego, 200-300 mg al día en perfusión continua). A estas concentraciones, la cortisona tiene tanto actividad glucocorticoide como mineralocorticoide. En la mayoría de los pacientes, se puede pasar al tratamiento oral en pocos días programando un descenso progresivo en la dosis.

2) Reposición hidroelectrolítica:
– El cuadro clínico que más frecuentemente acompaña a la crisis addisoniana es un shock hipovolémico, por lo que se necesitan grandes cantidades de volumen aportadas vía i.v. y de una forma inicialmente rápida. En las formas primarias, se prefiere el suero salino isotónico (0,9%), aunque si existe hipoglucemia concomitante, se aconseja utilizar el glucosado. No se debe administrar potasio inicialmente; se
deben monitorizar sus niveles para evitar tanto hipokaliemias iniciales como hiperkaliemias tardías (más raro). El tratamiento crónico sustitutivo es:

1.- Hidrocortisona (Hidroaltesona®) 25-30 mg/24hdividido en 15-20 mg por la mañana, y 10 mg por la noche. También se puede utilizar la cortisona: 37,5 mg/24h vía oral, repartidos en 25 mg por la mañana y 12,5 mg por la noche. Para la monitorización del tratamiento se determina el cortisol libre urinario. El objetivo es utilizar la menor dosis requerida para el alivio del paciente y prevenir la aparición de efectos secundarios como la ganancia de peso y la osteoporosis.

2.- Fludrocortisona (Astonin®) en una sola dosis de 50-200 μg; se establecerá según la tensión arterial, la actividad de renina plasmática y el potasio sérico, que deben de
estar cerca de los límites superiores de la normalidad.


sábado, 7 de mayo de 2011

DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO

DIAGNOSTICO
El diagnóstico de la insuficiencia adrenal se inicia con una sospecha basada en las manifestaciones clínicas, solo puede confirmarse las pruebas de estimulación del eje hipofisiario-pituitario-adrenal. Dado que la debilidad y la fatiga son síntomas comunes a muchas enfermedades el diagnóstico de la insuficiencia adrenocortical puede ser difícil. Sin embargo, la combinación de efectos gastrointestinales, pérdida de peso, anorexia e hiperpigmentación puede hacer sospechar una insuficiencia adrenocortical y obligar a la realización de una prueba de estimulación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA).
Datos de laboratorio
  1. Hiponatremia: los niveles séricos bajos de sodio se debe a su pérdida por la orina por déficit de aldosterona y al desplazamiento del sodio hacia el compartimento intracelular. Esta pérdida de sodio extravascular reduce el volumen plasmático y acentúa la hipotensión.
  2. Hiperkalemia: aumento de los niveles séricos de potasio. Se debe a los efectos combinados del déficit de aldosterona, la reducción del filtrado glomerular y la acidosis.
  3. Hipocortisolemia: los niveles de cortisol y aldosterona son bajos y no aumentan con la administración de ACTH.
  4. Hipercalcemia: aumento de los niveles séricos de calcio. Ocurre en un 10-20% de los pacientes de causa desconocida.
  5. Cambios electrocardiográficos: suelen ser inespecíficos, aunque con lentificación generalizada del trazado.
  6. Hemograma: puede haber anemia normocítica, linfocitosis relativa y eosinofilia moderada.
  7. Prueba de estimulación de ACTH: prueba principal que confirma el diagnóstico de insuficiencia suprarrenal, al evaluar la capacidad de las suprarrenales para producir esteroides, que suelen estar ausentes o disminuidos tanto en sangre como en orina tras la estimulación de ACTH.
  8. Determinación de la ACTH: en la insuficiencia suprarrenal primaria o Enfermedad de Addison, la ACTH y sus péptidos afines, están elevados en plasma ante la pérdida del mecanismo de retroalimentación del eje hipotálamo-hipófisario-suprarrenal.
  9. hipertermia: la hormona del hipotalamo no controla la homeostasis
TRATAMIENTO
El tratamiento con reemplazo de corticosteroides controlará los síntomas de esta enfermedad, pero generalmente es necesario tomar estos fármacos de por vida. A menudo, las personas reciben una combinación de glucocorticoides (cortisona o hidrocortisona) y mineralocorticoides (fludrocortisona).
Nunca omita dosis del medicamento para esta afección porque se pueden presentar reacciones potencialmente mortales.
El médico puede aumentar la dosis del medicamento en momentos de:
  • Infección
  • Lesión
  • Estrés
Durante una forma extrema de insuficiencia suprarrenal, crisis suprarrenal, usted se tiene que inyectar hidrocortisona de inmediato. Asimismo, generalmente también se necesita tratamiento complementario para manejar la presión arterial baja.
A algunas personas con la enfermedad de Addison se les enseña a que se apliquen ellas mismas una inyección de hidrocortisona de emergencia en situaciones de estrés. Es importante que usted lleve siempre consigo una tarjeta de identificación médica que indique el tipo de medicamento y la dosis apropiada que necesita en caso de emergencia. Además, el médico le puede aconsejar que use siempre una escarapela de alerta médica (Medic-Alert), como un brazalete, que en caso de emergencia advierta a los profesionales médicos que usted tiene esta afección.

MANIFESTACION CLINICAS

La destrucción gradual de las glándulas adrenales se caracteriza por el comienzo de fatiga, debilidad, anorexia, náuseas y vómitos, pérdida de peso, pigmentación de la piel y de las mucosas, hipotensión e hipoglucemia. Los síntomas más típicos de la enfermedad de Addison se muestran en la tabla, según sean consecuencia de la reducción de la actividad mineral corticoide, glucocorticoide o sexual.
La astenia es el síntoma más importante: puede ser esporádica, pero a medida que la función adrenocortical se deteriora el paciente se encuentra cada vez más fatigado e incluso debe guardar cama. La hiperpigmentación  puede ser muy importante o, por el contrario, no estar presente. Se muestra como un color moreno o bronceado difuso que oscurece el codo, los nudillos y otras partes ya pigmentadas como los pezones. En las membranas mucosas pueden aparecer manchas azuladas. Algunos pacientes desarrollan pecas y, al mismo tiempo, pueden presentarse áreas de vitiligo. Es frecuente la presencia de una hipotensión, con unos valores de 80/50 mmHg o menos. Los síntomas de tipo gastrointestinal son variables y van desde un ligera anorexia con pérdida de peso hasta una diarrea fulminante, náuseas, vómitos, y dolor abdominal. Las mujeres suelen perder vello axilar y púbico debido a la reducción de los andrógenos

GLANDULAS SUPRARRENALES Y TOMAS ADDISON

Las glándulas suprarrenales fueron descubiertas por Bartolomeo Eustacchi, investigador italiano que publicó en 1564 su libro Opuscula anatomica en la ciudad de Venecia, donde menciona tales reparos anatómicos, siendo menester consignar que Eustacchi ya tenía preparadas las ilustraciones en 1552 y éstas pasaron a manos de Lancisi cuando era arquiatra pontificio, razón por la cual el papa Clemente XI sugirió reeditar la obra en 1714.  Eustacchi fue eximio prosector anatómico y médico ilustre.
Atendió al cardenal Della Rovere en Roma y aportó interesantes conocimientos sobre la estructura del riñón y el odio, recordándose la trompa que lleva su nombre. Colaboraron en sus trabajos los grabadores Pier Mateo Pini y Julio de Musi, excelentes artistas de la época. Eustacchi se manifestó fiel galenista y en algunos casos muestra su oposición a muchos conceptos de Vesalio, como lo manifiesta Guglielmo Bilancioni en un ensayo divulgado en 1910.
Pero debieron pasar muchos siglos hasta que fue aclarado el funcionalismo de las suprarrenales. Todavía en el siglo XVII el clínico Gerard Van Swieten no les concedía ninguna importancia. En 1641 Thomas Bartholinus las definía como “órganos huecos llenos de sangre oscura”. Thomas Wharton se ocupó de ellas y detalló pulcramente su morfología. La primera monografía seria corresponde a Tommaso Petrucci aunque no tuvo trascendencia en los medios científicos. Luego Marcello Malpighi determinó que no existía una cavidad central en las glándulas dejando nuevamente grandes interrogantes. Es así como ante la ignorancia reinante sobre la temática, la Academia de Ciencias de Burdeos decidió instituir un premio para quien pudiera dilucidar esta pregunta: ¿Cuál es el uso de las glándulas suprarrenales? La crítica y selección de los trabajos presentados estuvo a cargo de Montesquieu, que entonces contaba con 29 años. El 25 de agosto de 1718 se expidió con un dictamen negativo y muy categórico: “Quizá el azar consiga algún día lo que no ha sido deparado a estos ensayos”. Con el correr del tiempo siguieron algunas presentaciones muy variadas que no resultaron convincentes. Para Morgagni, las cápsulas facilitaban la circulación linfática. Senac sospechó que excretaban el meconio y otros autores como Riegels, Meckel y Ecker efectuaron afirmaciones que tampoco tuvieron viabilidad. Y hubo algunas concepciones curiosas. Huschke y Valsalva vincularon a las suprarrenales con los ovarios y Winslow efectuó una relación descriptiva que se ha hecho clásica, pero ajena a las ideas fisiopatológicas. Por fin, Addison en la medianía del siglo XIX demostró en forma fehaciente que las suprarrenales eran órganos de importancia vital, despejando una incógnita tradicional en las investigaciones médicas.

 

Thomas Addison

Thomas Addison (1793-1860) fue un personaje notable de la clínica en Inglaterra. Junto a Richard Bright y Thomas Hodgkin formó el célebre triunvirato del Hospital Guy de Londres, árbitro de la medicina londinense al iniciarse la era victoriana alrededor de 1837.
Addison sobresalió en la investigación ganando enorme prestigio y algunos consideran que el nacimiento de la endocrinología debe situarse el 15 de marzo de 1849 cuando el eminente galeno presentó en la South London Medical Society, el relato del cuadro mórbido consecutivo a la destrucción de las cápsulas suprarrenales. Addison ganó fama por su contracción al trabajo hospitalario y dotes de semiólogo excepcional remedando la genialidad de Joseph Skoda, el distinguido miembro de la Escuela de Viena. Dotado de grandes conocimientos, polemizó con califi-cados oponentes y brilló siempre en la disputa ofreciendo pruebas contundentes de un auténtico saber, logrado con esfuerzo sostenido y tenacidad. Siempre desarrolló sus tareas en forma metódica y mente clara consiguiendo en todo caso, la admiración de los círculos más calificados de Londres. Addison difundió en 1855 sus conclusiones sobre lesiones suprarrenales, contenidas en el fascículo de cuarenta páginas titulado “On the Constitutional and Local Effects of The Supra-Renal Capsules”, adjudicando como síntomas capitales de la destrucción glandular, desarreglos gastroentéricos, adinamia, la pigmentación de piel y mucosa, uniendo a estas características la marcada debilidad circulatoria, anemia y enfl aquecimiento llamativo. Addison trabajó varios años con Richard Bright y en ese período obtuvo una sólida cultura científica componiendo con este insigne médico una obra denominada “Elements of the Practice of Medicine” de la cual se publicó un solo tomo que ofrece curiosamente una espléndida reseña de la inflamación vermiforme, muchos años antes de que se divulgara el vocablo apendicitis y la obra de Reginald H. Fitz (“Perforating Inflammation of the Vermiform Appendix, with Special Reference to its Early Diagnosis and Treat-ment”), que arrojó muchas luces sobre la patología del apéndice cecal.
No sería ocioso mencionar aquí que son memorables las indagaciones de Bright sobre patología renal, donde condensa con lucidez proverbial estudios referentes al examen clínico y necróptico de los enfermos hidrópicos. También los escritos de Bright están llenos de novedades, pues menciona la atrofia amarilla aguda del hígado, la esteatorrea pancreática, las convulsiones epilépticas localizadas y el denominado estado linfático. Igualmente se deben a Bright las citas primigenias de la pigmentación melánica del cerebro, de la condensación pulmonar en la tos ferina, los ruidos pulmonares de la corea y la presencia de equinococos en los quistes hidatídicos. Cuando la reina Victoria ascendió al trono de Inglaterra, en 1837, nombró a Bright Physician Extraordinary en reconocimiento de su incansable laboriosidad. Vale la pena recordar también que otro miembro del grupo que actuó en el Hospital Guy, Thomas Hodgkin, realizó valiosas pesquisas sobre linfogranulomatosis (enfermedad de Hodgkin) y la insuficiencia aórtica.
En general los especialistas reconocen que en las formas crónicas de los addisonianos es regla la aparición de perturbaciones psicológicas acompañadas de desórdenes neurológicos. El psiquiatra suizo Werner Stoll, también observó en los pacientes extrema debilidad muscular con alteraciones del sueño y la memoria. Con frecuencia, el mal de Addison conduce a crisis esquizofrénica y a las alucinaciones. Cabe agregar que los tratamientos prolongados con cortisona debilitan los músculos provocando a menudo infecciones cutáneas, obesidad y desmineralización de los huesos. Los médicos americanos y suizos admiten que la cortisona actúa como droga alucinatoria y por eso algunos la denominan “opio de los ricos”.
 

miércoles, 4 de mayo de 2011

Enfermedada de Adison

Enfermedad de Addison, también conocida como insuficiencia corticoadrenal primaria fue descrita por Thomas Addison como "un estado general de languidez y debilidad, desfallecimiento en la acción del corazón, irritabilidad del estómago y un cambio peculiar en el color de la piel". Los casos avanzados son relativamente fáciles de diagnosticar, pero el reconocimiento de los estadios más precoces suele ser bastante complicado. La enfermedad de Addison, poco frecuente, se debe a una destrucción autoinmune de la corteza suprarrenal lo que ocasiona una producción deficiente de glucocorticoides, mineralcorticoides y hormonas sexuales.
La enfermedad de Addison se debe diferenciar de la insuficiencia corticoadrenal secundaria, con síntomas muy parecidos, en que esta se debe a una secreción deficiente de la ACTH, lo que a su vez reduce la secreción de los corticoides adrenales. En ambos casos, se trata pues, de una hipofunción de la corteza adrenal.
La enfermedad de Addison es relativamente rara. Se estima una prevalencia de apróximadamente 110 casos/millón de habitantes con una incidencia de 5 a 6 casos/millón/año.